Con el objetivo de promover la sustentabilidad en las producciones agrícolas y, en esta línea, disminuir el uso de fertilizantes sintéticos y fitosanitarios, técnicos del Ministerio de Agricultura Familiar, trabajan fuertemente en el fomento de la producción de abonos fermentados tipo Bocashi, el cual representa una herramienta importante para la nutrición de los cultivos y es muy difundido por su capacidad de aportar materia orgánica, minerales, microbiología benéfica, capacidad de retención de agua y aireación.
Este abono se ha divulgado rápidamente en toda Latinoamérica, porque su preparación se realiza en un tiempo promedio de 15 días, sin olvidar que permite utilizar y adaptar todos los restos vegetales y animales que el productor tenga a su alcance, lo cual responde a uno de los mandatos de la agroecología, la maximización de los recursos internos de las unidades productivas.
Alejandro Borgmann, técnico e investigador del Ministerio, confirmó el efecto positivo de aplicar este abono en los cultivos hortícolas, siempre y cuando se respete las cantidades y momentos de aplicación según el cultivo. Es importante recordar que en el “simposio Fertilidad 2019”, el INTA Balcarce, actualizó un mapa de fertilidad que había comenzado en el 2011, en el cual se observaba que la Materia Orgánica decayó entre un 30% y un 50% en los suelos estudiados. Estos datos pueden ser analizados e interpretados de diferentes maneras, pero si trabajamos en la incorporación de Materia Orgánica en las unidades productivas bajo la estrategia y con las herramientas que nos sean factibles, estaremos haciendo un buen trabajo.
Entre las opciones para incorporar Materia Orgánica a los suelos podemos citar al compost, técnica milenaria que equilibra las cargas microbianas y distintos nutrientes para incorporar a los cultivos; los abonos verdes, que han sido muy difundidos y comienzan a ser una práctica común para diferentes agricultores; la incorporación de diferentes rastrojos y restos de poda, muy promovidos en la agrofloresta y como método para la cobertura de suelos destinados a la horticultura y cultivos anuales entre otros.
Volviendo a los abonos fermentados, en el caso del Bocashi, este es considerado un proceso, no una receta, aunque muchas veces, para conocer un proceso, podemos partir de una receta y luego ir mejorándola o adaptándola según nuestras posibilidades. A continuación te brindamos uno de los procesos de elaboración.
Ingredientes:
Preparación:
El preparado debe hacerse bajo un espacio cubierto para proteger de los distintos factores ambientales que pueden afectar el proceso microbiológico del abono, principalmente lluvias porque interfiere en el proceso aeróbioc de fermentación.
Primero se mezclan todos los ingredientes secos por camadas alternas hasta obtener una mezcla homogénea de toda la masa de los ingredientes, a la cual poco a poco y por capas se agrega el agua necesaria para obtener la humedad recomendada.
El preparado de agua se realiza en un recipiente plástico, preferentemente balde de 20 litros, el cual se le añade el agua, la melaza o jugo de caña de azúcar más 1 kg de levadura de pan.
Se mezcla hasta obtener una pila homogénea y se comprueba la humedad con la prueba de puño, que consiste en tomar un puñado de abono y ejercer presión con la mano. Al soltar, se debe formar un terrón que se desarme con facilidad, y si al presionar se escurre agua por los dedos, tenemos un exceso de humedad que se debe corregir con el aporte de material seco.
El tiempo de maduración de dicho abono es de quince días. Para ello, durante los primeros tres primeros días de fermentación se voltea el preparado dos veces al día, uno por la mañana y otro por la tarde.
El volteo es para oxigenar, liberar temperatura, homogeneizar y perder humedad. A partir del 4to día se voltea una vez al día, bajando gradualmente la altura, desde un metro cuarenta hasta los 35 centímetros el día 15. Es importante que la temperatura no supere los 54°.
Se evalúa olor, el cual en ningún caso debe ser desagradable; color, en donde se observa el oscurecimiento del montón ya en los primeros días; un tamaño de las partículas que debe ser homogénea y la madurez.
Usos:
En cultivos anuales se pueden utilizar 2tn a 5tn por hectárea al momento de la siembra.
El abono se coloca de 10 a 12 días antes de ser trasplantados los plantines, luego cuando la planta comienza a dar frutos se agrega nuevamente una pequeña cantidad de abono. En tomate se pueden realizar hasta 5 abonados, y el último se realiza a los 90 días como fitosanitario. Como regla general se repiten las abonadas cada 10 o 12 días.