Los productores son quienes dan vidas a las ferias francas, muchos nacieron y crecieron en las chacras y conocen a la perfección cada una de las tareas culturales. Saben cómo cuidar a las plantaciones, desde la siembra pasando por el crecimiento, la floración y hasta llegar a la cosecha del fruto. Los trabajadores constituyen un eslabón fundamental en el proceso de producción y son parte de la historia de las Ferias Francas de Posadas.
Tiene las manos ajadas y en su rostro dibuja una sonrisa de felicidad por el trabajo que realiza todos los días. Actualmente, tiene 70 años y junto a su esposa e hijos venden todos los sábados en la feria franca de Villa Cabello, “en mis épocas de chico la producción del momento era tabaco, té y yerba mate, después comenzó a ser crítica la situación en los primeros años de la década del 90”.
Alfredo tiene muchos recuerdos positivos de su vida y del trabajo en la chacra, recuerda como empezaron las ferias, “Para tener una idea clara de como implementar, hacíamos reuniones, fuimos a Brasil a ver como ellos trabajaban con las ferias, ya que ellos están 25 años antes que nosotros con esa metodología de comercialización de los productos de la chacra”.
También recuerda, “Trajimos muchas ideas sobre la presentación de los productos, la diversificación productiva y también las herramientas que utilizaban y para nosotros eran importantes esas herramientas; como ser sembradoras, arados, desmalezadoras y más. Nosotros en esa época hacíamos toda la tarea de forma manual y costaba más tiempo, por ejemplo para arar la tierra lo hacíamos con bueyes, ahora la tecnología que hay nos cambió la vida porque facilita todo mucho más”.
Alfredo continúa relatando, “empezamos primero en la feria de Oberá y después vinimos a la Feria Franca de Posadas, la que nos cambió la vida porque las ventas eran mucho mayores y la economía familiar fue creciendo. Yo ya no tiro más el carro (dijo entre risas), sino que ayudo a mis hijos varones, que también han elegido vivir en la localidad y trabajar la tierra; mi hija por su parte siguió otros rumbos y está bien porque no todos quieren vivir en la colonia”, aseguró Alfredo y agregó que a pesar de su edad continúa trabajando en la huerta para entretenerse un poco y seguir obteniendo los alimentos que salen de su producción.
Sobre su primer día en la feria de Posadas dijo, “ese primer día fue un sábado lluvioso y nada lindo los tres primeros sábados, pero después ya empezamos a hacer nuestra clientela y ahí ya mejoró la venta y todo lo demás, y sigo viniendo junto a mi señora, Iracema Yung, siempre unidos en familia”. Respecto a como fue progresando la feria y las familias participantes de la misma, Alfredo dijo “son 25 años que están por cumplirse desde aquel comienzo, donde veníamos con nuestros autitos viejos, compartíamos el auto con los vecinos; con el tiempo cada uno fue comprando su propio auto o camioneta, la verdad que fue una gran salida económica para todos los productores”, destacó.
Por su parte, Iracema con mucha alegría comentó, “nosotros comenzamos desde el primer día de la feria, muy contenta por ser uno de los primeros feriantes, nunca imaginamos recorrer tan largo camino con la feria y demás productores y crecer juntos y seguir aún hoy. Cuando comenzamos fue difícil y ese año perdí a mis dos padres, me sentía muy mal, pero ir a la feria me ayudó a salir adelante de esa tristeza, pero nunca bajamos los brazos, siempre mejorando la producción para brindar más y más calidad a los clientes, el día a día en la feria porque es una alegría ver a los clientes que después de tantos años ya son como amigos, el buen humor lo llevamos siempre porque consideramos que es lo menos que merecen los compañeros feriantes y la clientela”, cerró Iracema.
El matrimonio Richter-Yung llevan 49 años de casados y el mayor tiempo de sus vidas lo compartieron y siguen compartiendo juntos trabajando en la chacra y llevando a la feria cada sábado sus cosechas.